PERÚ SOLUCIÓN
La costa del Perú es, sobre todo, un arenal. Es un mar al revés, el antimar. Manos de gigantes se
llenaron varias veces para sembrar en edades mitológicas la tierra allí. Asambleas de cerros
pueblan esta inmensidad. Algunos de estos cerros semejan rostros desfigurados; otros, puños
amenazantes; otros, lomos de gigantescos animales que dormitan. Tras la verja de los cerros las
nubes aguaitan a veces el paisaje muerto.
Antaño, el paso del hombre por estas pampas fue hazañoso e intermitente. Hoy comienzan a
surcarlas automóviles y camiones. Aún más, sobre ellas vuelan periódicamente los aeroplanos.
Son los aeroplanos la ironía del hombre sobre la naturaleza antes invencible o penosa. Desde
ellos, se ve con un tamaño de juguete a cimas y barrancos que nadie pudo escudriñar antes. Por
ellos, se vuelven de minutos los viajes que antes demoraron días y días penosos. La pampa,
vista desde arriba, ya no parece sino humorísticamente una dormida calva que insectos
hacendosos recorren constantemente.
Los valles son en la costa islas verdes rodeadas por la inmensidad amarilla. Tomemos como
ejemplo de valle costeño, al de Ica. Por sus dunas donde se busca el camello, Ica semeja al
África; por sus vinos, sus uvas, sus duraznos, sus manzanas, sus naranjas recuerdan a las costas
jocundas y musicales de Italia: sus lagunas lerdas tienen algo de las de Suiza. La tierra es allí
como una mujer sensual que supiera vibrar pródigamente al requerimiento del amor. Tierra con
senos fecundos de madre joven, tierra pagana llena de pámpanos, tierra alegre por el sol y por el
vino. Aun con riego escaso o nulo, uno de sus productos más valiosos, el algodón, resiste y
produce. Perforaciones de pozos tubulares han revelado que en ciertas zonas, aún más allá de
los cuarenta metros de profundidad, se encuentran terrenos arcillosos aptos para el cultivo. Hay
un contraste simbólico entre las reducidas cantidades para el regadío y la importancia de las
plantaciones existentes. . . .
POR UNA TEORÍA DEL PERÚ
El sentido de la independencia y de la soberanía no surge bruscamente. Dentro de una
concepción estática de la historia, el periodo de tiempo comprendido entre 1532 y 1821 se llama
la Colonia. Para una concepción dinámica de la historia, dicha época fue de la formación de una
sociedad nueva por un proceso de rápida "transculturación", proceso en el cual aparecieron
como factores descollantes la penetración de los elementos occidentales en estos países, la
absorción de elementos de origen americano hecha por Occidente, el mestizaje, el criollismo y
la definición de una conciencia autonomista.
Los americanos se lanzaron a la osada aventura de la independencia no sólo en nombre de
reivindicaciones humanas menudas: obtención de puestos públicos, ruptura del monopolio
económico, etc. Hubo en ellos también algo así como una angustia metafísica que se resolvió en
la esperanza de que viviendo libres cumplirían su destino colectivo. Esa angustia, que a la vez
fue una esperanza, podría ser llamada la promesa. Nada más lejos del elemento psicológico
llamado la promesa que la barata retórica electoral periódica y comúnmente usada. Se trata de
algo colocado en un plano distinto de pasajeras banderías. Aun en los primeros momentos de la
independencia así quedó evidenciado. Los llamados separatistas o patriotas entraron en
discordias intestinas demasiado pronto, antes de ganar esa guerra, aun antes de empezar a
ganarla. Se dividieron en monárquicos y republicanos; y los republicanos, a su vez, en
conservadores y liberales, en partidarios del presidente vitalicio y del presidente con un periodo
corto de gobierno, en federales y unitarios. Y sin embargo, ....
BASADRE Y LA UNIVERSIDAD
Hay dos actitudes fáciles ante el problema de la "reforma universitaria" (Por el exceso de abusos
cometidos con estas palabras, hablaremos aquí más bien de "mejoramiento universitario"). Una de
dichas actitudes es la de encogerse de hombros, o no pensar en el asunto, o soslayar el problema.
Peligrosa abstención que cree "ganar" tiempo cuando, en realidad, lo pierde, pues incuba los estallidos
del futuro. "No nos creemos complicaciones", dicen los que tratan de justificarlas, cuando las
complicaciones están allí, ya creadas, aunque acaso es espera de un propicio momento para salir a la
superficie. Abordarlas en el momento en que uno escoja, no en el que ellas se agudicen y arremolinen,
es gesto prudente y sabio.
La otra es la actitud igualmente extrema que no procura un profundo y auténtico mejoramiento de la
institución universitaria, dentro de un sentido orgánico, sino el derrumbe o destrucción de ella.
LA CASA DE BASADRE Y LA VIDA FAMILIA
Los recuerdos de la infancia en Tacna en los días de la ocupación chilena no son para mí una
serie de hechos, o de rostros, o de panoramas eslabonados sistemáticamente en el tiempo.
Superviven, más bien, dentro de un vasto conjunto indiferenciado, como el mar aparece ante los
ojos de quien lo contempla desde una playa o desde un barco. Se mezclan dentro de ese todo el
hogar, la familia, la ciudad natal, los amigos, cosas que ocurrieron o que oí relatar, sucesos en
los que participé o que vi, o que creo que existieron, sentimientos o impresiones cuyo aroma aún
me sirve de compañía, mezclados con fragmentos de experiencias más recientes.
"¡Una imagen de casa!" En muchas ciudades y suburbios de nuestro tiempo, al lado o lejos de
los monstruos creados impunemente por un ávido e implacable comercialismo, suelen hallarse
hospitalarias mansiones que, de un modo u otro, cercana o lejanamente, quieren tener raíces
porque hay familias ansiosas de hacer de ellas una expresión de sus vínculos reales o
imaginarios con el pasado, en vez de encarar en el vacío las desarraigantes visiones del futuro…