LA POBLACION
El panorama se complica con el desmesurado crecimiento de la población. En 1876 el Censo General de la República dio al Perú 2`700.000, habitantes. El censo de 1940 señaló 6`700.000. El Gobierno Militar asumió en 1968 la conducción de 12`700.000. En 1980 dejará más de 17´000. De cada 100 compatriotas de hoy 28 han nacido en estos últimos 11 años. La explosión demográfica es la más formidable de nuestra historia.
Lima, ciudad de 223,000 habitantes en 1920 y de 376,000 en 1931 tuvo 620,000 en 1948. El crecimiento capitalino notorio ya en la década de los 940, coincidió con el relativo atraso del sector industrial, y allí estuvo el embrión originario de lo que actualmente se llama el marginalismo urbano.
Ahora viven en la ciudad de los Reyes casi 5`000.000 de personas en total y, de acuerdo con una encuesta hecha en 1968, se encontró que los provincianos –no siempre serranos-llegan al 71.28 % de la población, contra el 28.08 % formado por limeños genuinos. Análogos fenómenos emergen en una no contenida o generalizada orientación hacia el descenso proporcional en el número de quienes están enraizados en el campo y hacia el decrecimiento de la fracción potencialmente productiva de nuestro material humano pues tenemos, por ahora, una insuficiente área de tierra cultivable.
Interesa agregar que, según testimonios recientes en Europa de Este los senderos para ir del campo a la ciudad se han ido estrechando, y rige severamente el sistema del pasaporte interior. En la ciudad de Praga desde hace dos años pueden ingresar únicamente los que llegan con un trabajo específico y con seguridades en relación con el domicilio que van a tener.
De los actuales habitantes de Lima, casi 5`000.000 en total, repito, la mitad reside en tugurios del centro o en los pueblos jóvenes, unida al hacinamiento, al desarraigo y a la pobreza. Como ha recordado Luis Millones, ya en 1955 un observador extranjero señaló que en los clubs provincianos de la ciudad escogida por Pizarro se cantaba y bailaba música autóctona sólo cuando el licor desinhibía a los concurrentes.
Ahora, mientras hay quienes creen tener, entre nosotros otra Calcuta, se acentúa el llamado exhibicionismo en la manifestación de los rasgos culturales de los serranos dentro del hábitat metropolitano. Por lo demás, en lo que atañe al grande y complejo problema de la demografía que tiene facetas económicas, educacionales y otras no menos importantes, que se relacionan con la salud, la alimentación, el empleo, el subempleo, etc. es necesario estudiar los documentos de la reunión nacional efectuada en Tarma en junio de 1979, lamentablemente ignorada por todos los medios de comunicación aunque debieron ser ellos comentados y discutidos con máxima amplitud.
La grandeza y vitalidad de un país se basa en la capacidad y en la productividad de su pueblo, que sistemática y periódicamente, deben indicar no manipulados y minuciosos cuadros estadísticos de producción, consumo, circulación y distribución de la riqueza que tomen en cuenta los desniveles creados por las múltiples zonas geográficas y los variados sectores sociales incluyendo, en lo que sea posible, los de la economía gris.